Los Siete Cuerpos del Ser Humano

Los Siete Cuerpos del Ser Humano

La comprensión del ser humano no se limita únicamente a su cuerpo físico, sino que abarca una compleja estructura de cuerpos sutiles que interactúan y evolucionan a lo largo de la vida. Estos cuerpos, conocidos como los siete cuerpos del ser humano, ofrecen una perspectiva profunda sobre nuestra existencia y el viaje espiritual que emprendemos desde el nacimiento hasta alcanzar estados superiores de conciencia. Cada uno de estos cuerpos tiene su propio desarrollo, características y roles específicos que contribuyen a nuestra experiencia total como seres humanos.

 

 

1. Cuerpo Físico 

Durante los primeros siete años de vida, se forma únicamente el cuerpo físico, conocido como el sthul sharir. Los otros cuerpos están en forma de semilla, con un potencial para crecer, pero permanecen latentes al inicio de la vida. En el cuerpo físico actúan fuerzas inorgánicas de física y química, y es el único sujeto a la gravedad, fuerzas de cohesión, fuerzas capilares, leyes de la mecánica y la termodinámica, y numerosas reacciones químicas. Al morir, se descompone completamente. El cuerpo físico es crucial en las relaciones humanas: la calidez del contacto físico y el poder curativo de las manos son ejemplos de su importancia. Está conectado con el chakra raíz, Muladhara, vinculado con la seguridad, el instinto y el elemento tierra.

2. Cuerpo Etérico 

En los siguientes siete años, de siete a catorce años, se desarrolla el bhawa sharir, el cuerpo etérico. Estos años son de crecimiento emocional, alcanzando la madurez sexual a los catorce años, la forma más intensa de emoción. El cuerpo etérico, una capa del aura humana, recoge, guarda y transmite todas las emociones y deseos humanos. Está más activo mientras dormimos, procesando nuestros impulsos diarios a través de los sueños. Tiene un gran efecto en nuestra salud. Después de la muerte, el cuerpo astral se enfrenta con cada impulso emocional que tuviste mientras vivías. Este cuerpo, también conocido como el “cuerpo de vida”, es visible a través de los fenómenos de la vida. Es un cuerpo de fuerzas o campo de energía de luz, espacial y con forma de nuestro cuerpo físico. Tiende a hincharse, crecer y tiene una naturaleza fluida, esforzándose por preservar la forma y estando abierto a las influencias cósmicas. La luz y el calor determinan la calidad de sus fuerzas de crecimiento y deriva su potencial del elemento agua. Está vinculado al chakra sacro, Swadhisthana, que simboliza la fluidez y el cuidado.

3. Cuerpo Astral 

Entre los catorce y los veintiún años, se desarrolla el sukshma sharir, el cuerpo astral. En este cuerpo se desarrollan el razonamiento, el pensamiento y el intelecto. A los 21 años, una persona se considera adulta y capaz de asumir la responsabilidad de sí misma. El cuerpo astral, existe a una frecuencia más alta que nuestras emociones y está construido por nuestros pensamientos. Es influenciado por el cuerpo mental colectivo de la humanidad. Los sentimientos y emociones pertenecen al ámbito del cuerpo astral, que se caracteriza por la contracción y expansión. Este cuerpo introduce la destrucción en el cuerpo humano, descomponiendo sustancias. Está simbolizado por el elemento aire y se asocia con la respiración. El cuerpo astral está vinculado al chakra del plexo solar, Manipura, relacionado con emociones y propósito de voluntad.

4. Cuerpo Mental 

El cuarto cuerpo es la psique, el manas sharir. En esta etapa, tanto la inteligencia fluida como la cristalizada están en su proporción óptima, y el individuo puede ser muy productivo y tomar decisiones cruciales para su vida, como la elección de carrera, matrimonio y hogar. Este cuerpo, a veces llamado el alma, corresponde directamente al cuerpo físico en un nivel más alto. También conocido como el “ego / “yo”, entra desde arriba y vive en el calor interior del hombre. El "yo" individual da dirección y determina el curso de nuestra vida, viviendo en el calor del elemento fuego. Este "yo" está relacionado con el chakra del corazón, Anahata, que abarca emociones superiores como el amor y la compasión, y juega un papel significativo en armonizar los diferentes miembros del ser humano.

5. Cuerpo Espiritual 

El atma sharir, el quinto cuerpo, conocido como el cuerpo espiritual, debería estar completamente desarrollado a los treinta y cinco años si el crecimiento continúa adecuadamente. Este cuerpo es responsable de la autoconsciencia y permite cambios en comportamientos y patrones de pensamiento. El cuerpo espiritual es una octava superior del cuerpo astral, revelando la verdad de que la humanidad y la tierra son un solo organismo. A través de este cuerpo, se tiene acceso al campo del amor universal y las éxtasis superiores asociadas con la iluminación. Está vinculado al chakra de la garganta, Vishuddha, asociado con la interacción e imaginación.

6. Cuerpo Cósmico 

El sexto cuerpo es el brahma sharir, el cuerpo cósmico. Este cuerpo se desarrolla cuando una persona evoluciona más allá de su atman y está dispuesto a perderlo. El desarrollo natural del sexto cuerpo ocurriría a los cuarenta y dos años. El cuerpo cósmico es una octava superior del cuerpo mental, vinculado al chakra del tercer ojo, Ajna, relacionado con la percepción e inspiración.

7. Cuerpo Nirvánico 

El séptimo cuerpo es el nirvánico, que no es un cuerpo en el sentido normal, sino un estado de ausencia de cuerpo. Es el estado último donde solo queda el vacío.    
Este cuerpo, difícilmente considerado un cuerpo en el sentido normal, es la esencia primordial de la conciencia divina. Está presente en cada átomo, en todos los planos, hasta el plano físico. Está vinculado al chakra corona, Sahasrara, asociado con la sabiduría e intuición.

 

 

Explorar y entender los siete cuerpos del ser humano nos permite apreciar la complejidad y la profundidad de nuestra existencia. Desde el cuerpo físico, que nos conecta con el mundo material, hasta el cuerpo nirvánico, que representa la unión con la esencia divina, cada etapa de desarrollo nos ofrece una oportunidad única para crecer, aprender y evolucionar espiritualmente. Reconociendo y nutriendo estos cuerpos, podemos alcanzar un equilibrio y una armonía más profundos en nuestras vidas, abriendo puertas hacia la realización personal y el entendimiento universal.

 

 

 

Fuentes: 

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